Espero que el título de este escrito no confunda sobre sus contenidos, fue difícil definirlo. Primero sonaba demasiado político “la luz desde la izquierda” y al final quedó un poco esotérico “la luz desde el otro lado”. Pero de lo que quiero conversar aquí, no tiene que ver con ninguno de los dos temas.
El asunto del que quiero conversar es sobre cómo nos vemos y cómo estamos tan acostumbrados a vernos de manera automática, estática y sin siquiera cuestionarnos si ésta es nuestra imagen total, real y completa. Un asunto que pienso resonará con todos aquellos que, aún en el afán de la existencia, seguimos guardando esos pocos segundos de dedicarnos a nosotros mismos una mirada, una escudriñadita en el espejo, todos los días.
Por casualidades de la vida, en los diferentes lugares donde he vivido hasta el momento, la luz natural que entra al cuarto de baño siempre venía de la derecha. Llevo poco menos de un mes viviendo en un lugar nuevo donde la luz, por primera vez, entra desde la izquierda.
Un cambio tan aparentemente minúsculo— calificativo que sería debatido por cualquier artista presente en la sala— ha permitido que por primera vez vea muchos aspectos de mi rostro que hasta el momento permanecían ocultos a mi conciencia. He podido ser testigo de la existencia de algunas arrugas que no son nuevas (lo se por su profundidad) pero que no había notado jamás en mi previa realidad iluminada desde la derecha; algunos lunares y pecas que pasaban por debajo del radar de vigilancia mientras me maquillaba iluminada desde el otro extremo; incluso el tono de café de mi ojo izquierdo me parece una absoluta novedad, iluminado desde este nuevo lugar. Estoy descubriendo otra cara de mi misma que no había visto nunca, otro ángulo; un nuevo punto de vista de mi misma.
Viene a mi memoria un producto que vi alguna vez, llamado True Mirror*, espejo verdadero. Una invención que por medio de un juego de espejos, sostiene que al vernos en él nos devolverá el reflejo de como nos vemos realmente a los ojos de otros, un reflejo muy diferente al que vemos en el espejo plano de todos los días. Imagino que observarnos en él, aparte de asustarnos un poco al inicio, nos permitiría tomar decisiones más acertadas sobre el tipo de gafas que mejor nos queda, el delineado de ojos, pasando por todas las expresiones no verbales que usamos y hasta la adecuada depilación de cejas y barba, entre otros muchos aspectos de nuestro aspecto físico.
Nunca me he mirado en un aparato de esos, pero hoy desde este observarme en el espejo desde una nueva óptica, desde una luz recién llegada, me pregunto en cuántos aspectos de nuestra vida sucedería algo similar si simplemente nos permitiéramos poner la luz desde otro lugar. Nuestras relaciones de pareja, nuestros trabajos, nuestros hábitos cotidianos, nuestra manera de caminar por el universo. Cuánto podríamos aprender si nos detuviéramos un instante a “poner la luz” en otro lugar y simplemente observar.
Poner la luz en otro lugar en nuestra relación de pareja sería permitirnos pensar cómo nos vemos a la luz de otros, por ejemplo, de nuestros hijos. ¿Qué ven ellos desde ese lado que nosotros podríamos no estar viendo porque el ángulo de la luz que tenemos nosotros es diferente? Estoy convencida que descubriríamos interesantes detalles que tal como mis lunares o mis arrugas, requieren ser vistos, o simplemente reconocidos desde hace tiempo. Una mirada desde una luz diferente, para evidenciar los temas, las cosas, las maneras que necesitamos atender, una estrategia para eliminar esos puntos ciegos que desde el ángulo que nos vemos todos los días no logramos captar.
¿Qué se requiere para que creemos estos espejos verdaderos en nuestra vida? ¿Cuáles son los ángulos desde los cuales debemos observarnos para poder vernos en realidad como somos y poder tomar las acciones deseadas? Preguntas sin respuestas absolutas. Cada cual deberá hacer su camino de descubrimiento, de ensayo y error, de verse bajo luces que lo favorecen mucho y otras que no tanto, hasta completar la imagen y entonces atreverse a ajustarla, poco a poco. Porque la vida es corta para muchas cosas, pero para irnos puliendo en carácter como seres humanos, es más que suficiente… si queremos invertirla en eso.
Alejandra Ruíz Gómez Febrero 11 de 2023 Merano, Italia
*Por si la curiosidad los lleva a querer saber más: https://www.truemirror.com/