Finalmente una página matutina, matutina. Son las 8:22 am de un miércoles. El sol me está calentando delicioso mientras mi sombrerito de paja me protege la cara para poder ver la pantalla y escribir. Hoy me levanté decidiendo que vivo en un mundo seguro y lleno de amor. Lo entendí hace poco en algo que leí, o un video que vi o algo que escuché (en esta época tenemos tantos estímulos que incluso acordarse dónde los recibimos ¡es una tarea de investigación a la inversa!). Entendí que mis decisiones de cómo veo la realidad impactan, incluso transforman esa realidad. Y se me presenta como un paso más para seguir comprendiendo el poder del libre albedrío. Nos enseñan, o por lo menos yo aprendí en el colegio católico que el libre albedrío nos permite elegir entre el buen y el mal camino. Y que al final de cuentas no es algo tan bueno para nosotros los humanos, que estábamos mejor cuando no teníamos que tomar esas decisiones en el día a día; cuando no sentíamos la tentación en la puerta.

Y bueno, creo yo que el término correcto es que estaríamos más “cómodos” y sobre todo más dormidos, sin tener la consciencia de las consecuencias de nuestros actos, de nuestras decisiones, de nuestros pensamientos. Pensándolo a fondo, lo que nos regalaron fue el derecho de evolucionar y ser responsables de cómo estamos viviendo. Responsables de cada pensamiento que alimentamos en nuestra mente, de cada emoción que mantenemos y permitimos que se traduzca en acciones.

Hoy decidí que el mundo en el que vivo es un mundo amable, lleno de amor y de seres amables. “Amables”, por primera vez caigo en cuenta de esta palabra: que se puede amar. Una persona amable, una persona que se puede amar. ¡Qué bonito!

El caso es que he venido pensando que el libre albedrío es un tema que no sólo aplica para las grandes decisiones, y acciones de la vida: hacer el mal o hacer el bien. Es un tema que aplica para cada microsegundo de la existencia, ¿quién quieres ser en cada instante? ¿Cómo quieres ver las cosas a tu alrededor? ¿Qué quieres ofrecerle de ti al mundo? no mañana, no cuando se te presente la oportunidad de tomar un camino o el otro, HOY, en este instante, en este segundo que pasa y en el siguiente que vuelve a pasar. 

Libre albedrío es entonces decidir disfrutar la lluvia y mojarte mientras caminas, es sonreír ante un extraño en la calle porque sabes que la sonrisa trae paz al mundo, es ver todo lo que tienes por agradecer antes de ver todo lo que tienes por quejarte; libre albedrío es decidir poner los ojos en las bendiciones y no en las contradicciones de la vida, disfrutar el hoy y no quedarte en las preocupaciones del mañana que te hacen desdibujar el momento presente. Decidir honrar una emoción negativa que te invita a detenerte y mirar dentro de ti para descubrir más verdades de tu ser, decidir detenerte cuando el cuerpo y la mente te piden atención y cuidado, decidir que lo más importante es la vida y el amor. 

Libre albedrío es decidir todo esto, o todo lo contrario. Por eso es LIBRE. Tu decides, qué decides. Y con lo que decides creas cada instante de tu vida, que en sumatoria serán los pocos o muchos años que vivas.

Usa con sabiduría tu libre albedrío, pero al menos úsalo. No hay manera de entender su funcionamiento más que poniéndolo en práctica, probando, errando, y volviendo a probar. Como todo lo que tenemos que aprender en esta vida diferente a respirar, porque eso lo hacemos por default y es lo que nos permite seguir decidiendo. 

Sigue respirando, sigue decidiendo, sigue observando tus decisiones y los efectos que tienen en ti y en el mundo.

Alejandra Ruíz Gómez
Bogotá, Colombia
Agosto 25 2021

3 Replies to “LIBRE ALBEDRÍO”

  1. Me fascina! Te amo! Y si, acordarnos de que lente le queremos libremente poner a la realidad que vivimos! Te amo hon!

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