Comienza mi travesía en este nuevo capítulo, en este nuevo paréntesis que se abre de manera colorida en mi vida, mientras espero la llegada de mi segunda hija Salomé y mi reto permanente (embarazada o no) ha sido siempre mantener la cabeza drenada, esa es la cuestión más importante para mi. Cosa que no sucede a cabalidad con nada más que escribir. Ni el ejercicio, ni la fiesta en su momento, ni el sueño, ni la misma meditación: escribir, es la puerta de escape más eficiente para la congestión de mi cabeza. 

Así que compartiré algunas reflexiones frescas de este bonito proceso de sentirse embarazada y de vivir el embarazo en este planeta, que me ayudan a dejar mi cabeza en tabula rasa mientras, espero, a ustedes les regalen una reflexión o dos.

Hoy me hicieron exámenes de sangre y me siento más débil que de costumbre. Son de esos días en que quisiera que el mundo se detuviera para que yo pudiera ir a mi ritmo y no quedarme atrás…pero entonces como el mundo no se detiene tengo simplemente que aceptar que ya no voy tan rápido en algunas cuestiones y voltear la mirada hacia otras cuestiones donde me muevo milagrosamente rápido: estoy haciendo un ser humano en mi panza, un ser humano con toda su complejidad (y “completitud”), ¡y lo hago de manera muy veloz! 

Si se tiene en cuenta que aún no hemos sido capaces de reproducir artificialmente al 100% a un ser humano con todo el avance tecnológico al que hemos llegado, 9 meses para hacer un ser humano es una velocidad aterradora. Nada más “agile”que la creación de un humano por otro humano. Y eso me hace sonreír mientras escribo, porque entonces ya no me siento lenta, entonces ya no me siento cansada; me siento extraordinaria, maravillosa, me siento capaz de todo porque estoy siendo capaz del acto creativo más disrruptivo de la existencia a una velocidad aterradora!

Qué bonito presentarnos así al mundo, las barrigonas, las que no podemos todo el tiempo seguirle el paso al trabajo porque estamos concentradas con todas nuestras fuerzas y energía en el gran, grandísimo “capolavoro” de hacer un ser humano completo a partir de la combinación de dos celulítas. 

¡Qué bonito que el mundo así nos recibiera! Deberían tendernos tapetes rojos al pasar, y llenarnos de aplausos y de “wows”. ¿Cuántos sprints de células estamos haciendo por minuto? Muchos más que los de la compañía más ágil del planeta. Tapete rojo digo yo, sería lo mínimo.

Unas palabras de aliento, con algo de diversión corporativa para darnos luz y dibujar una sonrisa en nuestra cara en estos momentos de fatiga, porque inevitablemente se siente. Pero aprendamos a mirarla diferente, mirarla como un derecho por el extraordinario trabajo que hacemos con nuestros cuerpos. Un trabajo titánico si me puedo permitir la expresión. Un trabajo digno de ovaciones, primero de nuestra parte  y luego de quienes nos rodean. Porque únicamente cuando se está en embarazo se comprende la injusticia y falta de consciencia detrás de expresiones como “ah! ella vive tranquila, se dedicó sólo a tener hijos”, que en otro momento anterior de nuestro paso como mujeres por la tierra hubiésemos considerado como cierta.

Hacer, alimentar, formar, crecer seres humanos es uno de los trabajos más difíciles (si no el más) que se pueden asumir. Es hora de reconocerlo: ¡párate ya mismo, mírate al espejo, y date un aplauso que no pare ¡carajo! Hasta que se te sequen las lágrimas o hasta que la carcajada se detenga, pero tu aplaude, aplaude por tu maravillosa capacidad de crear lo extraordinario en un cuerpo ordinario.

Alejandra Ruíz Gómez
Julio 13 de 2021
Bogotá, Colombia

One thought on “%1$s”

  1. Y de ahí en adelante todo lo que seguiremos haciendo para entregar ese “producto terminado” de la mejor calidad a este mundo. 🥰 Seguiremos aplaudiendo por muchos años más !

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