Uno cae en la tentación de imaginar que sí se voltearan los papeles y los animales, cualquiera de las miles de especies de animales que habitan esta tierra, fueran la especie dominante, lo primero que harían es tratarnos a nosotros “como animales”. Pero reflexionando más a fondo y en un mundo absolutamente imaginario, creo yo que los animales no tienen por dentro esa semilla de maldad que tenemos nosotros… no lo creo.
Nosotros lamentablemente somos una especie de un nivel de egoísmo funcional insoportable. Si yo estoy bien, los demás están bien es un lema que sirve sólo cuando uno está en estados de depresión o en un riesgo de autodestrucción. Pero al parecer la especie entera se lo creyó y se nos fue creciendo como maleza esta creencia de que somos superiores, de que lo que prima por encima de todo es mi bienestar así cueste el bienestar de los otros.
Yo la verdad no veo a un tigre comiendo mas de la cuenta porque tiene que abastecerse y no permitir que otros le quiten lo que es “suyo”.
No me imagino tampoco a una jirafa, jactándose de su altura y mirando a todos por debajo del hombro, poniéndoles atención sólo y cuando su esbelto cuello se decide a bajar a la altura del piso.
No me imagino a ningún animal negándose a ayudar a otro de una especie vecina cuando esté en peligro. Nos lo ha mostrado ya National Geographic y otros tantos videos de animales en peligro que son ayudados por sus congéneres sin dudar un segundo. Gatos salvados por perros, conejos salvados por ardillas, tortugas salvadas por cocodrilos, qué sé yo, tantos y tantos ejemplos!
Hace dos semanas en la casa vecina a mi casa hay un gatito que llora día y noche con mucho dolor. Está atrapado en el patio, y no podemos llegar a él. La casa está en venta y sin un alma. Todos los vecinos oíamos su llanto incesante pero sólo hasta hoy pudimos verlo y evidenciar dónde estaba. Como buena ciudadana, gatuna y al final “humana”, llamé a donde pude para lograr rescatarlo.
Las personas de la inmobiliaria que tienen la vivienda en sus listas colaboraron y estaba todo listo para que los bomberos de mi ciudad vinieran a rescatar al gatito que seguramente no resistirá por mucho más tiempo. Estaban ya subiendo en el camión de bomberos cuando el propietario de la vivienda niega la autorización para acceder. ¡Qué! Sí, el propietario niega la autorización para que los bomberos accedan a salvar al animalito. Es en este momento en donde el primer pensamiento que viene a mi cabeza es que todos deberíamos creer en la reencarnación, tal vez así seríamos menos miserables.
El gatito no para de llorar y yo me pregunto: en ese mundo al revés donde él que estuviera atrapado con hambre y frio fuera el señor propietario, el señor humano…¿los gatos harían lo que fuera para salvarlo? Yo creo que sí.
Y luego nos preguntamos por qué el mundo está como está.
Nos falta tanto a los humanos…
Alejandra Ruíz Gómez
Bogotá
Enero de 2020